miércoles, mayo 26, 2010

Un hecho de masas, un mismo proceso, un mismo Pueblo

El hecho de masas más extenso de la historia argentina, es la continuidad del proceso iniciado en 2003, no es un quiebre, ni el inicio de algo nuevo.

Si algo caracterizó al movimiento popular iniciado con Néstor Kirchner, es la recuperación de la política como herramienta de cambio social y económico. Atrás quedo el discurso del fin de la historia, donde la mercantilización de la vida social y política destruyó un proyecto de país. Con la recuperación de la política vino la recuperación de la historia, de nuestra identidad y nuestros derechos.

Norberto Galasso recordaba en su seminario de historia argentina, que durante la negra década del neoliberalismo, hablar de la historia y lo histórico apenas congregaba un puñado de militantes e interesados en nuestro pasado. Pero iniciada esta nueva etapa llenaba el ND Ateneo, y peor aún, quedaba gente afuera: se sacudía el ADN de los argentinos y recuperábamos el concepto PUEBLO, frente a la “gente” de la corporación mediática.

Esta recuperación de la historia viene con nuevos condimentos, viene sazonado por las luchas populares, integrando realidades y reivindicando la justicia como un legítimo derecho de todos. Si hasta ayer decían que el gobierno nacional se apropiaba de los derechos humanos, hoy van a decir que se está apropiando del bicentenario, todo esto porque ambas cosas fueron tomadas como política de estado, todo esto porque el gobierno supo sintetizar el proceso histórico que estamos viviendo.

Ninguna movilización en la historia es igual a la otra, pero tienen elementos comunes, entre ellos la alegría del pueblo. Cuando un pueblo recupera la identidad no hay como pararlo: no hay riachuelo, no hay distancias, no hay obstáculos que no pueda sortear. Ayer querían frenarnos con balas y bombas, hoy con el desánimo, con la crispación, con los medios monopólicos de comunicación. Pero algo falló, aturdieron al pueblo por unos meses, pero no en forma permanente. Como no pudo el proceso, como no pudo Menem, duro un tiempo, pero parece que se terminó.

El bicentenario fue de todos, eso es cierto, como los derechos humanos, pero alguien oriento el proceso, alguien comprendió que era hora de construir una nueva síntesis, alguien movió los hilos que sostienen la argentinidad y esos fueron Cristina y Néstor Kirchner. Que digan lo que quieran, que argumenten lo que les parezca; “la única verdad es la realidad” decía el General y no pueden ocultar la movilización popular. Si la siguen ninguneando nos hacen un favor, que sigan negando la realidad, porque eso los va a seguir exponiendo a la pérdida de legitimidad como comunicadores y como políticos.

La historia también recordará seguramente a Mauricio Macri, refugiado en el Teatro Colón, rodeado de pasado, divorciado de Pueblo. Como también a un pequeño grupo en la plaza de los dos congresos, la izquierda que renunció a ser, que se perdió la alegría del pueblo movilizado, que sintió el frío de la indiferencia de todos los que caminaban por allí.

Algo sigue pasando, nos estamos sintiendo orgullosos de ser argentinos y latinoamericanos, pero por sobre todas las cosas, recuperamos la alegría para nuestro Pueblo.

Jorge

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