Para ingresar a Israel será requisito jurar “lealtad al Estado Judío”, este es otro avance hacia profundización de los conflictos y un retroceso serio para la democracia.
Israel es hoy un Estado con dos religiones mayoritarias: El Judío y el musulmán. Desde su instalación decretada por la ONU, los judíos han avanzado fuertemente sobre los territorios Palestinos de religión musulmana. Miles han tenido que dejar sus hogares y hasta se les ha levantado un enorme muro que los empuja hacia el hambre y la muerte. Las familias se encuentran divididas ante la imposibilidad de regresar y vivir libremente en los territorios que les perecieron por siglos.
Sostenidos militarmente por las necesidades geopolíticas de los EEUU, mantienen una guerra encarnizada contra el pueblo musulmán que resiste con armas de puño y misiles caseros. Los sectores más extremistas de estos han avanzado desde la muerte de Yaser Arafat, los moderados no encuentran espacio ante el gobierno de Israel que aumenta su violencia sobre el país.
Las “colonias” de judíos que se apropian de territorio y expulsan a los musulmanes, siguen creciendo a pesar de la condena de toda la comunidad internacional. Los cobardes ataques a las los embarques de ayuda alimentaria demuestran el desprecio a la vida humana y hacen necesario una condena de la justicia internacional.
El juramento es una ofensa a la democracia, pero es una ofensa mayor para aquellos que profesan otra fe, su objetivo no es la “seguridad de los israelíes” sino impedir que otras personas no judías ingresen. Profundiza de esta manera la violencia e impide el regreso al territorio de todos los descendientes y legítimos dueños de parte del territorio al que fueron obligados a retirarse. El avance hacia un estado religioso desconoce la existencia de miles de musulmanes y católicos, y significa un peligroso paso hacia la pureza religiosa.
La semejanza con el Estado Nazi esta a un paso de ser concretada, el extremismo religioso está llegando su punto más alto, un llamado de alerta a la comunidad internacional se impone como necesidad para detener un nuevo genocidio que nos avergüence como seres humanos.
Jorge P. Colmán
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