Muchos deben tener la misma sensación: año de demasías.
Demasiado alegres las alegrías y demasiado dolorosos los dolores.
Desmasiado tristes las tristezas y demasiado esperanzadas las esperanzas.
Lo individual y lo colectivo, dimensiones cada vez más fundidas. En mi caso al menos.
Otra demasía quizas?
No lo se, pero sí sé que lo bueno es mucho mejor entre amigos y compañeros.
Y que lo malo es menos malo. O al menos, más transitable.
Enumerar los acontecimientos de este 2010 sería engorroso por tiempo y por espacio.
Casi un imposible por lo interminable de la empresa. Así que la opción elegida será pintar algunas postales-aguafuertes de lo que aconteció, sin pretensión de otra cosa que el de remarcarlas significatividades propias. Para seguir leyendo PICHE AQUÍ
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