"...Del Estado prescindente en materia económica, del clásico Estado gendarme, sumiso con el amo, duro con el débil, se ha pasado, por imperio de los hechos y de las circunstancias, a un Estado planificador y equilibrador de todas las actividades.
De un estado insensible al “debe” y al “haber” de las transacciones internacionales en materia de productos y de moneda, la necesidad de salvaguardarla riqueza y el porvenir del país ha impuesto un Estado comprador y vendedor único de sus productos y de sus divisas, ante el extranjero.
De un Estado que no tenía intervención, en materia de trabajo y de salarios, de acuerdo con las supuestas leyes de la oferta y de la demanda, se ha llegado a un Estado de justicia social, que vela por el bienestar y la seguridad efectiva y real de todos los habitantes.
De un Estado manejado por cenáculos de notables y camarillas áulicas, se ha llegado a un Estado donde el pueblo, después de estar fuera del conocimiento y de la cosa pública, manifiesta, recién ahora, su voluntad libérrima en limpios comicios.
Y todo ello, bajo el imperio del actual texto constitucional. No se hizo una revolución contra la Constitución, sino dentro de ella, buscando interpretarla lealmente en lo mucho que tiene de democrático, de popular, de justiciero..."
John William Cooke, en los fundamentos de la reforma constitucional de 1949, escrito en 1948. Tomado de “Constitución de la Nación Argentina 1949”.
Agradezco al compañero Darío Flores por el regalo del libro.
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