Fabián Aquino luego de la golpiza |
Con su familia tuvo el triste privilegio de ser los primeros agredidos de una enorme lista. Apenas podía ver del golpe recibido en la cara (no puede leer ni manejar) y recordó que uno de ellos le dijo: "Teníamos órdenes (del intendente Municipal Cariglino) de golpear a los manifestantes, pero no a la familia". Parecía disculparse de un "daño colateral" en su "trabajo". Otro tío de Celeste se llevo una golpiza que lo dejo en el suelo hasta que logró huir del lugar. Los otros familiares huyeron del lugar amenazados por las patotas, la policía solo estaba como espectador de los sucesos (1)
Mientras era atendido dentro del Hospital, los periodistas de Crónica y Malviticias eran agredidos al salir del lugar. Ignacio Vascheto fue violentamente golpeado y le lanzaron gas pimienta, logro meterse en un negocio del lugar que le dio refugio. El periodista de Crónica se llevó la peor parte, lo golpearon y rompieron los dedos (hizo una nota que salió en tapa el día sábado).
Luego llegaría el turno del fotógrafo Mariano Vega del diario Tiempo Argentino. Al arribar al lugar lo golpearon, rompieron su máquina y destrozaron su flash. Logro retirarse por sus propios medios. Su mayor disgusto fue no poder llevar su trabajo, relato en un comunicado leído en el programa 678.
Es muy difícil cuantificar la cantidad de hombres armados con palos, gas pimienta y cuchillos que rodeaban el edificio. Se movían en células que tomaban el control de los lugares de acceso al hospital y alrededores. Según un manifestante, había también un grupo de patrullas con hombres de civil en los alrededores del palacio municipal. La policía bonaerense casi no existió y la comunal estaba complementando a las patotas.
Otros manifestantes fueron interceptados y amenazado para que se retiren, algunos incluso a punta de cuchillo. Muchos no pudieron llegar ni siquiera al hospital porque los retenes de la patota los cruzaban antes. El movimiento frente al edificio era incesante, corrían de un lugar para otro.
El equipo de Télam luego sufrió la seguidilla de agresiones: Florencia Downes y Julio Mosle fueron golpeados, y su chófer fue interceptado por una patrulla comunal junto con otros dos móviles. Le secuestraron el auto y lo llevaron detenido a la comisaría de Grand Bourg. La detención del chófer hizo intervenir al jefe de Gabinete Abal Medina, que pidió su inmediata liberación.
En esos momentos este cronista y el periodista de Tiempo de Tortuguitas observan la maniobra. El hecho de tomar fotografías hizo que un grupo de ocho policías comunales rodearan el vehículo. Al mismo tiempo un grupo de patoteros complemento la acción. El mal trato y la intimidación fueron parte de la acción hasta lograr definitivamente la libertad.
El accionar policial (municipal) y las patotas rememoran el triste accionar de la Triple A antes del golpe de Estado. Sus jefes daban órdenes directas y no existía ideales o razonamientos. La saña y la impunidad con que se manejaron es otra semejanza. Nadie esta a salvo, o sos de su bando o sos enemigo, no existen matices.
En Malvinas Argentinas no existe ya la seguridad, solo la violencia contra los que sufren o piensan diferente. Esto es un mal presagio de lo que puede ocurrir si no existe una intervención seria de la justicia.
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