El antiperonismo y su vigencia

A Biolcati no se le solto la cadena, es así como piensa.

En la exposición Mercoláctea de San Francisco (Provincia de Córdoba) Biolcati y otros patrones rurales dieron rienda suelta al más rancio antiperonismo que en los últimos tiempos se ha escuchado:

"…Sus postulaciones son una trampa, igual que el caso de Eva Perón, que no puede asumir porque está muerta. Cuando la quieran hacer asumir se van a dar cuenta de que es Nacha Guevara disfrazada…", afirmó Biolcati entre las risas de algunos patrones del campo y el silencio complice del gobernador de Córdoba Juan Schiaretti y el senador Carlos Reutemann .

Los medios de comunicación intentaron  hacer aparecer estas declaraciones como en contra de las candidaturas testimoniales, pero viniendo de quien viene, el real significado es otro: El antiperonismo o antipueblo. Es notorio que a tantos años del estatuto del peón (una conquista social históricamente reclamada por los trabajadores del campo) todavía genere resentimiento en la patronal agraria. Es allí donde Biolcatti apunta, Evita y Perón están muertos, para el se acabó eso de la conquista de los derechos, de un proyecto independiente y el reparto de la riqueza. Algo que con el innombrable habían logrado y que junto a otros filósofos del neoliberalismo que pregonaban el fin de la historia pretendiendo reconciliar la antipatria con el pueblo.  Pero apareció Néstor y Cristina, y con ellos miles de cabecitas negras que incorregiblemente, tenazmente sostienen la bandera de la justicia social. Con ellos volvieron el Estado, la recuperación de la identidad, las paritarias y el reparto de la riqueza. Esto hace que aquello que se decía en voz baja, hoy se difunda si ninguna limitación.

Otro renglón merecen los hoy aliados de las patronales agrarias: Reutemann y Schiaretti, como estando frente al patrón de estancia bajaron la cabeza, su silencio es complice, pero también sumisión a quien hoy recoge de las pantallas de tv el favor y representa a lo más concentrado del poder.  La vergüenza de saber que Evita vive en el corazón de su pueblo es su peor condena y esta imagen, con la del hijo de doña Rosa en el reportaje, difícilmente se borre del archivo colectivo.