viernes, septiembre 14, 2012

La contracara del 17 de octubre

Por Jorge P. Colmán. La historia cuenta que el 17 de octubre de 1945 la Plaza de Mayo se llenó con enormes columnas de trabajadores que llegaban mayoritariamente desde los arrabales del sur. Cipriano Reyes relató que los trabajadores de los frigoríficos se movilizaron como pudieron y a pesar de los obstáculos que el poder les puso en el camino. Los comunistas veían en esos morochos rostros a los "Sans Culotte" criollos y los llamaron "descamisados", y la oligarquía se horrorizó cuando estos pusieron "las patas en la fuente". Se movilizaron por la defensa de sus derechos y el amor a Perón que se hallaba preso en la Isla Martín García. 

Ayer la derecha tuvo su Plaza de Mayo, la contracara del 17 de octubre obrero y peronista. Vinieron mayoritariamente desde la coqueta zona norte de la ciudad, llegaron en sus autos y se estacionaron cómodamente, para luego marchar. Vinieron con sus carteles, pero los organizadores repartieron banderas celestes y blancas. No pisaron los canteritos, ni el césped, como tampoco pusieron "los pies en la fuente". Los movía el odio hacia los pobres, su antiperonismo visceral (devenido en Kirchnerismo) y el miedo a la pérdida de sus privilegios.

Los contrastes son evidentes, no hace falta forzar la realidad para describir las enormes contradicciones entre ambos relatos.

Luego de varios intentos, y empujados por los medios corporativos, salieron a la calle con consignas variadas y fuertemente clasistas. Las leyes que impiden especular con el dolar, la cadena nacional, la Asignación Universal por hijo a los pobres, la inseguridad y la posibilidad de reelección de Cristina Fernández de Kirchner fueron el lev motiv de la marcha. Desde las sombras el Grupo Clarín intenta frenar el reloj para que la ley de medios no sea posible.

Preparada por los medios durante semanas, y potenciada por las redes sociales, la derecha hizo su "Revolución de los Jazmines". Pero no fueron los pobres, los marginados o las minorías étincas (como en África y Medio Oriente) los que marcharon a la Plaza. Fueron la clase media y media alta, mezclado con los partidos políticos opositores los que le dieron color a la movilización.

Graciosos carteles que decían que en "Barrio Norte también había hambre", algún cartel nazi o algún insulto al kirchnerismo fueron parte de la gráfica cacerolera. En las redes sociales destilaban veneno e insultos a los militantes pero-kirchneristas que respondían a la crítica opositora.

El número de manifestantes fue similar a la marcha chacarera contra 125, que a diferencia de aquella no había una consigna clara y unificadora del reclamo. Si profundizamos el análisis y hacia adelante, lo único que los uniría sería oponerse a una eventual reelección de Cristina Fernandez. Sobre este punto debe reflexionar el kirchnerismo. El impacto de una Plaza llena movilizará el arco opositor a tratar de capitalizar esa maza crítica a su favor. Pero para ello deberá sortear sus enormes mezquindades y tragarse enormes sapos de variado color (todos sabemos que los sapos de color son venenosos).

A esto debemos sumar el ala sindical y los movimientos sociales adscritos al poder. El moyanismo y el Degenarismo habrán aplaudido en las sombras la marcha de la derecha cacerolera, y apenas por miedo o algo de pudor no estuvieron presentes en la Plaza. Ellos también moverán sus piezas, junto a la izquierda trotskista y el pejotismo del conurbano.

A solo 80 días de la aplicación de la ley al Grupo Clarín, buscan destituir a Cristina Fernández. No les alcanza con la movilización y la cacerola, necesitan crear una conmoción social que les permita el golpe de mando y eliminar de cuajo el modelo nacional. Saben que la crisis económica internacional esta impactando a nivel local, pero también saben que esta no durará para siempre, y un nuevo despegue y crecimiento sería fatal para sus planes de hacerse del poder y permitiría una nueva reelección de Cristina o un sucesor de la misma línea.

Entre los desafíos esta probado que se pueden resistir las tapas del Grupo Clarín, pero lo que no sabemos es si se puede resistir varias plazas llenas, y más cuando los sectores más radicalizados están dispuestos a poner hasta muertos en la mesa de discusión para terminar con la etapa redistribucionista. 

Esta movilización es un toque de atención para el gobierno nacional. Como durante la marcha de la 125 se esta comunicando mal y se ven los límites de algunas herramientas comunicacionales desplegadas por el gobierno nacional. La ley de medios permitió mostrar alternativas de acción y comunicación, pero estas no fueron empoderadas para responder a las corporaciones y poco se avanzó en ese sentido. 

Tomar nota, saber como y cuando responder, será la tarea que el gobierno deberá tratar, para mañana mismo.

No hay comentarios.:

Quizás también te interese

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Redes de redes

Grupo Arturo Jauretche

Entradas populares