martes, mayo 01, 2012

Sobre el día del Trabajador

LA DESMEMORIA

Chicago está llena de fábricas. Hay fábricas hasta en pleno centro de la
ciudad , en torno el edificio más alto del mundo. Chicago está lleno de
fábricas, Chicago está llena de obreros.

Al llegar al barrio de Heymarket, pido a mis amigos que me muestren el
lugar donde fueron ahorcados, en 1886, aquellos obreros que en el mundo
entero saluda cada primero de mayo.

-Ha de ser aquí- me dicen . Pero nadie sabe.

Ninguna estatua se ha erigido en memoria de los mártires de Chicago en
la ciudad de Chicago. Ni estatua, ni monolito, ni placa de bronce, ni
nada.

El primero de mayo es el único día verdaderamente universal de la
humanidad entera, el único día donde coinciden todas las historias y todas
las geografías, todas las lenguas y las religiones y las culturas del
mundo; pero en los Estados Unidos, el primero de mayo es un día
cualquiera. Ese día la gente trabaja normalmente, y casi nadie o casi
nadie, recuerda que los derechos de la clase obrera no han brotado de la
oreja de una cabra, ni de la mano de Dios o del amo.

Tras la inútil exploración de Heymarket, mis amigos me llevan a conocer
la mejor librería de la ciudad. Y allí, por pura causalidad, descubro un
viejo cartel que está como esperándome, metido entre muchos otros carteles
de cine y música rock.

El cartel reproduce un proverbio del África: hasta que los leones tengan
sus propios historiadores, las historias de cacería seguirán glorificando
al cazador.



EDUARDO GALEANO-El libro de los abrazos

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