Cristina luego de la contundente victoria fue a dialogar con una multitud que llenó la Plaza de Mayo para festejar. Miles de jóvenes, militantes de los movimientos sociales y sindicales se movilizaron cubriendo la histórica Plaza con banderas de colores multicolores, carteles y globos. Las consignas recordaron a Nestor Kirchner, Perón y Evita, "los soldados de pinguino" se hicieron sentir fuerte en una noche memorable y fresca.
A casi un año de su muerte Nestor estaba en la plaza, como todo líder popular recorrería la plaza bajo la custodia de su pueblo, rompiendo protocolos y seguramente golpeado por la prensa canalla. Cristina lo recordó materializando el amor y la lealtad de un pueblo al que todavía le duele la pérdida.
Los festejos fueron el desahogo de una campaña dura, donde el poder económico jugó fuerte hasta el final. Con todo el poder mediático en contra Cristina pudo instalar el proyecto popular, potenciarlo y proyectarlo hacia el futuro. Los jóvenes (mayoritariamente presentes en la plaza) fueron los receptores de la invitación a volver a creer en la política, de volver a militar y de creer que es posible construir un país distinto.
Una vez más la Plaza de Mayo fue la plaza de la alegría, reiterando una costumbre popular que arrancó hace más de doscientos años cuando la revolución nos acercaba a la voluntad popular, la democracia y la libertad.
Jorge P. Colmán
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